sábado, 1 de mayo de 2010

La tierra de William Wallace

Escocia es una tierra fría, que alberga a gente cálida. Es áspera y cruda, fuerte como el whisky que en sus tierras se fabrica. El mar penetra en sus tierras creando rudos acantilados, que se muestran como heridas que el océano ha provocado.Pero ella resiste. En Escocia no se pueden separar las montañas de las nubes, la historia de los bosques, la gente de los lagos. Escocia y los escoceses son un resultado de la relación que distintas culturas han mantenido con la lluvia, el viento, las Highlands, el mar y los páramos. Se la conoce por su mal tiempo, lo que no es conocido es que ese mal tiempo no ha amargado el carácter escocés, si no que ha creado hogares calientes, gentes alegres y sonidos de gaitas.

Escocia no es un lugar virgen, ni mucho menos, ha sido castigado durante siglos y siglos, como el resto de Europa, pero se presenta como un diamante en bruto para sus visitantes. Parece que las Highlands se hubiesen aliado con sus habitantes para resistir a azotes del tiempo y mantenerse genuina. Las modas llegan a Escocia a la vez que al resto del Reino Unido, pero las gaitas, las faldas escocesas, el whisky y los bailes se mantienen, no sólo como reclamo turístico, también como modo de vida.

Nórdica, gris, escarpada, intensa y auténtica: esa es la Escocia que yo he conocido, donde el famoso lago Ness no es nada comparado a los pequeños y grandes secretos que se esconden por todo su territorio. A mí me ha conquistado.



1 comentario:

Cris dijo...

Me encanta!!!! Si en el fondo, todos sabemos que acabarás escribiendo un libro!!!! juas juas juas!!! xDD