domingo, 21 de febrero de 2016

Los primeros dos meses de una madre primeriza

Emoción. Nervios, ¿cómo se cuida algo tan diminuto? Mira cómo abre los ojos, son los más bonitos del mundo. Cólicos...¿pasarán? No creo tener paciencia suficiente... Espera, míralo, me ha sonreído...felicidad absoluta y desconocida hasta ahora. No puede ser, qué sueño tengo...¿podré sobrevivir con tal falta de sueño? Yo creo que no. Echo de menos el sonido del despertador, el despertador, ese objeto ahora innecesario en esta casa... Uy, la ropa le queda chica, qué rápido crece, quiero exprimir cada segundo. Pasa demasiado rápido. Los cólicos continúan... Pero ¿qué hemos hecho? Nadie me avisó de que sería tan duro. Míralo, duerme en mi pecho, nos contagiamos calor, soy tan afortunada....menos mal que no me he perdido esto. ¿Cuándo fue la última vez que salí a la calle sin horario? No puedo más, quiero mi vida de vuelta...Pero no, míralo observar el movimiento del mundo, su curiosidad me da energía, mucha energía positiva. Qué pintas tengo, ¿me dejará ducharme? Se ha dormido, corre, dúchate, no pierdas ni un minuto. Ésto sí que es vivir deprisa, y no lo que conocía hasta ahora. ¡Cada minuto es extremadamente intenso! Para mal, pero sobretodo para bien. Lo llego a saber y no le compro ésto, no sirve para nada, pero necesito comprar ésto otro...Tantas cosas que no sabía. No se duerme...este niño no se duerme, sólo quiere explorar su nuevo mundo, agota mi paciencia, no soy buena madre. Espera, se ha dormido, una siesta larga... ya lo echo de menos, estoy deseando que despierte. ¿Cómo puede ser tan guapo? Hoy no tengo fuerzas para entender su llanto... Desesperación. Se ha calmado, me ha visto, me ha sonreído. ¡Me reconoce! Ilusión, emoción. ¿Y si lo estamos haciendo mal? ¿Y si nos equivocamos? Inseguridad, la mayor inseguridad que he experimentado en mi vida. Ansiedad, muero de sueño y no puedo dormir. Tranquila, respira y míralo, qué sano está, cómo come, cómo crece...tal vez debería hacerlo de otra manera, pero él me sonríe, creo que me perdona. No, no quiero bajarme de esta montaña rusa. Lo sé, mañana volveré a preguntarme si ésto es para mí, si seré capaz de entenderlo y cuidarlo, si podré sobrevivir sin apenas dormir, pero, por favor, que ésto no pase nunca.


sábado, 14 de noviembre de 2015

En un día perfecto

Hoy ha hecho un día estupendo. Hemos madrugado y conducido unos pocos kilómetros bajo la niebla, para después empezar a ascender hacia el Monasterio de Queralt, en Berga. Poco a poco dejamos las nubes atrás, abajo, para empezar a vislumbrar un cielo azul intenso, más propio de verano que de otoño. Llegamos al mirador de Queralt y nos encontramos ante un mar de nubes, literalmente. Como si de repente nos hubiésemos subido a un avión y mirásemos por la ventanilla. Precioso. Un día perfecto, unas vistas perfectas. Comienzan a llegar más paseantes y turistas, todos sonríen y el humor general es bueno, buenísimo, por la suerte de estar ahí, en ese momento, disfrutando de algo tan bonito. 

Hacemos un alto en el camino y aprovechamos para mirar las noticias en el móvil. Cosas de las nuevas tecnologías, ni por encima de las nubes desconecta una. Pero la ocasión lo requiere porque anoche supimos del atentado perpetrado en París. El número de víctimas ha subido a lo largo de la noche. Más de ciento veinte... Levantamos la vista y nos cuesta encajar nuestro bienestar del momento con lo que ha ocurrido en París. En realidad, con lo que está ocurriendo en el mundo.

¿Cómo es posible tanto odio? ¿Cómo es posible que una persona quiera, sueñe con matar a inocentes un día cualquiera? Que lo prepare, que se prepare con ganas. Da escalofríos pensarlo. ¿Puede alguien contener tanto odio dentro como para llegar a eso? Miramos las nubes, el sol va calentando la piel, los desconocidos que pasan saludan con sonrisas, y no entendemos cómo anoche ocho personas desearon matar (y matarse) sin importar las vidas rotas.

Pero seguimos andando y encontramos un cartel informativo: estamos en el inicio del Camino de los Buenos Hombres, o Ruta Cátara. Nos presentan un poquito de historia: la Ruta Cátara recorre el camino de huída, de norte a sur, de los cátaros en los siglos XII y XIII, cuando el catarismo fue perseguido ferozmente por las cruzadas y la Inquisición. Los cátaros eran los ¨"Buenos Hombres", cristianos cuyas creencias huían del materialismo. Pacíficos. Terrible coincidencia. El panel informativo nos habla de persecuciones y matanzas en nombre de la religión. De otra religión, en otra época y en otro lugar. Sin embargo, si volvemos a leer las noticias en el móvil y leemos que los asesinos disparaban al grito de Alá, se nos encoge el corazón. Siglo XXI y parecemos inmersos en la Edad Media. 

Terribles coincidencias. Precioso paisaje y día perfecto. Seguimos disfrutando de él, pero con todas las víctimas en nuestro pensamiento. Aquellas personas que anoche salían a vivir una velada otoñal con el mismo pensamiento positivo: disfrutar, sacar provecho de la libertad que nuestra cultura, países y democracias europeas nos permiten. Personas a las que, sin embargo, les truncaron, o quitaron, la vida. 

Ojalá algún día esta terrible Edad Media del yihadismo alcance el punto de libertad que nosotros hemos conseguido. Y que hasta entonces, dejen de arrebatarnos (a todos nosotros: a sus compatriotas, y a los europeos) el derecho a vivir en paz, De tener la oportunidad de disfrutar días perfectos. 


lunes, 20 de julio de 2015

THANK YOU

Cinco meses después de la última entrada vuelvo para confirmar que no he abandonado el blog. Lo que pasó es que todos mis esfuerzos de escritura de los últimos cinco meses han estado dedicados al ciclo del carbono, a sus dinámicas en el suelo de los bosques y a la modelización del carbono que se nos escapa de los suelos (tal vez algún día me anime a haceros un resumen en el blog sobre este abstracto tema). En definitiva, he dedicado todos mis esfuerzos a escribir la tesis.

Aún no he llegado al final de este largo viaje, pero el primer borrador ya está fuera de mis manos y esperando correcciones y a ser defendido próximamente. Lo importante es que ya ha dejado hueco en mi cabeza para recuperar el placer de escribir acerca de otros temas. 

Pero hoy, para romper el hielo y como puente entre todo lo que me ha obsesionado en los últimos meses y los nuevos temas que vendrán, quiero dejar los agradecimientos de la tesis aquí, para quien quiera pasarse a leerlos. Porque los agradecimientos resumen muy bien la historia de mi vida durantes los cuatro años y medio de tesis. 

Por primera vez en este blog, dejo un texto en inglés. Sorry!

THANK YOU
This PhD started as a real adventure, with a simple Skype interview from Córdoba (Spain), a new project without proposal, a move to Antwerp, and three main supervisors from two different countries. If I am able to write these words now, it is just thanks to all the wise people that surrounded me and the endless interest and support I received on the way. I think this was not an easy travel, but it was a very exciting and satisfactory one. As I said, like a real adventure.
First of all, I want to thank Ivan. There are many reasons to do so, but I will highlight just one: your uncontrollable passion for science and your willingness to share it with your students. Entering your office was seeing the light! In this sense, I am also very grateful to Sebastiaan and Philippe for their numerous comments and continuous training of a new student that had no idea about modelling. Also, many thanks for offering me the opportunity to visit the LSCE (that is, Paris) so often. These numerous trips were one of the most exciting parts of my PhD.
Continuing with academic support (yes, luckily, I had a lot!), I am very grateful to Bertrand, Sara and Bert. You did a great job translating all the complex scientific facts that I could not understand to a very simple language for an inexperienced PhD student. And more importantly, you were there along this long way, supporting and trusting me. I honestly have to say that it was a pleasure working with you. Sara, I don’t know how to thank you for your effort to keep me motivated.
I also want to mention my gratitude to the numerous people I met during this 4.5 years that were willing to help: all the technicians, PhDs and post-docs from the LSCE. Also, the people involved in the ICP Forest network, for sharing their data, contributing to my studies and commenting the never-ending versions of my papers. Specially, thanks to Elisabeth and Peter that invited me to visit the WSL in Switzerland, which was another great stay during my PhD.
And then, there is PLECO, the best research group I could have ended up. Full of great and collaborative colleagues and the most hospitable to foreigners. No matter how the research was going, I was always happy to go every morning to the office! Special thanks to Reinhart, the core of the group. Thanks for your ability to keep such a healthy working atmosphere. Also to Nadine and Nele, for your administrative help. I could not mention all PLECO members here (believe me, there are a lot), but I would like to specially thank a few of them: Marilyn, Kim, Joke and Sophie for welcome me in room 15 at the very beginning, Gonzalo, Laura and Melanie during my whole PhD. I am very happy to have met you!
I finished my PhD from CREAF, Barcelona. And so I kept meeting great colleagues and scientists during the last year of this adventure. Thanks Josep for giving me the opportunity for this very long stay and welcome me in your group. Thanks Jordi for all your statistical support (for me, the first time I could discuss statistics in Spanish, which makes life much easier!). And, in general, to all CREAFers. Really, how is that possible that I worked in the best and most enjoyable research groups?
But not all is work in life. I managed to finish this PhD thanks to all the happy time I had during these 4.5 years. In Belgium, I was very lucky to find colleagues that became real friends (some of them are mentioned above, but not all) and other non-science related friends with who I shared many bike rides, Belgian beers, parties, laughs and much more. I already miss you a lot. Also in Belgium, I became godmother of little Lorenzo who cheered up many weekends with his smile and joy. Thanks Emi for your frequent visits.
In Spain I left many friends that were supporters in the distance. They know me better than anyone and knew how to deal with my worries and so they gave me the courage to keep going. Also, I left a great, amazing and very big family . Some of them understood what I was doing, some of them maybe not, but going back to Spain for Christmas or summer and seeing them was always a new boost to continue working on this thesis on my return.
But most importantly, I really want to thank my parents, my brother and my sister. Thanks María and Javi for your continuous support even in the distance. Javi, many many thanks for your multiple messages with motivating sentences and songs. Both of you were present in my moments of less motivation. The poster you gave me as a present on Christmas 2013 is presiding my desk with an Einstein’s quote and a flying elephant and gave me strength every morning to sit and work :“I didn’t know it was impossible…and I did it”. Apparently, it was possible.
Gracias mamá y papá. I reached this point because of you. You gave me the best educational opportunities. I grew up feeling that there were no boundaries: I could always decide what and where I wanted to study. You offered me only support and good and unbiased advice. Now, I know it is not that easy, to give all these opportunities to three children. So, yes, I am here thanks to you. This thesis is dedicated to both of you…
…And also dedicated to Luis. Because. Luis, you were the real motor that kept me working no matter how frustrating the results were. Your endless patience, love and optimism could always compensate my stress. You never doubted that I will finish the PhD, and I could feel it every morning. Believe me, I don’t have words to thank you for your unconditional support.
Finally, thanks to our little sprout that started growing inside me at the same time I decided to wrap up this thesis. I didn’t see you yet, but you already helped me a lot to finalize. You gave me a new and unknown sensation that filled our days with hope, excitement and love (more love!). I can’t wait to see you and thank you in person. I am ready for the next real adventure. 


miércoles, 25 de febrero de 2015

Investigación y creatividad: lo que nadie te enseña

Hay veces en las que decir las cosas en alto ayuda a ordenar ideas y entender mejor lo que te ocurre. Hace unas semanas durante una relajada conversación acerca de los doctorados lo dije: He descubierto la parte creativa que investigar requiere y me gusta, pero creo que yo no la tengo. Y sentí que por fin entendía mi mayor dificultad a lo largo de este largo proceso de doctorarse. No acabé de entender la parte creativa hasta bien tarde.

Nadie te explica la importancia de la creatividad al empezar a investigar. Al menos a mi nadie me advirtió de ello. Sin embargo, ahora la considero una característica fundamental. Y me gustaría compartir lo que yo he entendido en el cuarto año de mi doctorado (sí, no soy una alumna muy rápida que digamos...) con los que se están aventurando en una nueva carrera investigadora.

Normalmente en el ambiente universitario existe un vínculo muy directo entre "buen estudiante" y doctorado. Me refiero al estilo de estudiante que se entiende como un buen estudiante estándar en nuestras universidades, es decir, un alumno que aprueba todo, comprende fácilmente, es capaz de estudiar con facilidad y sacar buenas notas. Si algún estudiante destaca por su currículo, por sus calificaciones, casi todo el mundo estará de acuerdo en que la investigación se le dará bien: tiene constancia, facilidad de comprensión, y conocimientos básicos consolidados. Pero...nadie le habla de la creatividad. Nadie le habla de la falta de libros de texto donde poder encontrar y estudiar soluciones a los problemas que se encontrará. Hay muchos tipos de proyectos de investigación, unos con más grados de incertidumbre que otros, pero investigación por definición es andar hacia lo desconocido. Llegará un momento en el doctorado en el que se entre a caminar en un camino oscuro, donde no se ve lo que espera delante de ti, ni tampoco lo que dejaste atrás. Y en esa situación no es la capacidad de estudio la que te ayudará a encontrar la salida en la oscuridad. Será la creatividad. La capacidad de proponer soluciones, no sólo las que ya se han investigado anteriormente, también soluciones nuevas, raras, que parecen absurdas. Es de esos momentos de creatividad de los que surge la linternita que te sacará de la oscuridad. La constancia es necesaria, por supuesto, para continuar el camino, y los conocimientos adquiridos también lo son para poder haber llegado tan lejos. Pero investigar no es estudiar. Investigar es también crear. Hay quien crea pinturas, hay quien crea novelas, hay quien crea canciones. Pues los artículos científicos, con su tono técnico, serio y formal, esconden tremendos momentos de oscuridad y de creatividad. 

Yo ya venía pensando (y maldiciendo) la importancia de la creatividad para finalizar un doctorado, cuando una amiga me mandó este enlace a una conferencia muy reveladora. Lo comparto y animo a los futuros doctorandos que lo escuchen, a poder ser, antes de llegar a la zona oscura.

¡Suerte!

lunes, 26 de enero de 2015

De vuelta a casa y al empleo

Permitidme hoy una nota más negativa.

Para los que me conocéis, mi comentario de hoy no os resultará nada nuevo, ya que me habréis escuchado hablar del tema una y otra vez, pero nunca había escrito sobre ello. El detonante para que acabe escribiendo un comentario acerca de la situación laboral en España fue el artículo publicado en El País el pasado jueves: "De vuelta a casa y al empleo".

No sé porqué me impactó tanto. Muchas personas lo leerán y recibirán el mensaje de optimismo y alegría que el artículo intenta transmitir: el panorama laboral español no está tan mal como lo pintan, hay españoles (jóvenes y maduros, con carrera universitaria o sin carrera) que están felizmente trabajando y que incluso lo prefieren a los trabajos que otros países europeos puedan ofrecerle. Y sí, me alegro por ellos, no me vayáis a malinterpretar. Incluso me siento identificada con el primer caso, pues al fin y al cabo, yo soy otro ejemplo de "vuelvo a España y prefiero la calidad de vida a una mejor oportunidad laboral". 

Lo que a mí me apena es el conformismo de nuestra sociedad hacia los derechos sociales y laborales. No consigo acostumbrarme, desde que volví de Bélgica intento dejar de comparar, olvidarme de lo que vi y viví, pero me es imposible. En el artículo de El País un hombre muy feliz menciona que prefiere "calidad de vida a un gran sueldo". ¿A qué nos referimos los españoles cuando hablamos de calidad de vida? Nos hemos acostumbrado a lo peor: a no conseguir trabajo, a no tener sueldos dignos, a que la ayuda por desempleo se esfume antes de que te des cuenta;  así que cuando te ofrecen un contrato, aunque sea temporal, aunque no te dé para ahorrar o para hacer planes de futuro, hay que estar feliz y ser agradecido. No estaréis de acuerdo conmigo en que una de las frases más repetidas en España los últimos años es: "Al menos tienes trabajo". Las condiciones no importan, al menos tienes trabajo.

Debo aclarar que no hablo solo de cuestiones económicas. Para nada, de hecho, el sueldo es lo de menos. Hablo de contratos de 40 horas semanales y trabajadores que trabajan 50 si hace falta y sin rechistar. Hablo de conciliación familiar, hablo de un mínimo de certeza de si te renovarán o no. Hablo de tener acceso a una vivienda, de alquiler o comprada, a los 30 años. 

Y bueno, la crisis es la crisis, y nosotros hemos tenido los gobiernos que hemos tenido, y una economía sustentada en un negocio inmobiliario que se vino a pique. En definitiva, una idiosincrasia característica que nos define como sociedad y que nos ha llevado a una situación laboral pésima. Pero no deja de sorprenderme como nuestra sociedad lo asume, se conforma y es feliz porque puede sustentarse y seguir viviendo en el país "con mejor calidad de vida de Europa" (que también he escuchado esto por ahí).

Ahora dicen que la situación está mejorando. Puede ser. Pero yo sigo siendo testigo de jornadas laborales de 8 de la mañana a 8 de la tarde (totalmente aceptada por los trabajadores como una situación normal), estoy siendo testigo de traslado de jóvenes trabajadores a otras regiones o países, con aviso de una semana de antelación, porque es donde hay trabajo y, total, no tienen familia ni responsabilidad (por supuesto que no la tienen, si no tienen tiempo ni recursos para planteársela), estoy siendo testigo de amigos y amigas felices porque tras años de paro consiguen un trabajo (sí, es verdad, hay más trabajo ahora) pero que llegan justos a fin de mes. Soy testigo de becarios terminando sus estudios de investigación haciendo uso del dinero de desempleo (práctica, una vez más, totalmente asumida en la sociedad). Pero sí, las cosas van mejor y en este país se vive de lujo.

Termino, pidiéndoos de nuevo que no me malinterpretéis, sé que hay que ser optimista, dejar de quejarse y vivir feliz con lo que se tiene. También entiendo que un padre de familia que ha pasado apuros para alimentar a sus hijos acepte un trabajo, sin mirar condiciones. Es lo más lógico, pero también sería lógico que la sociedad española se escandalizase más, se llevase las manos a la cabeza por cada injusticia cometida. No que nos sonriamos porque por fin podemos volver a casa, ganando un poquito menos y trabajando un poquito más, pero que felices somos...



domingo, 4 de enero de 2015

2015

Para el 2015 tengo muchos propósitos que cumplir, tantos que asustan, pero el mayor y más importante de todos ellos será el siguiente:

En el día a día, entre propósito y propósito, no olvidarme de disfrutar de la música, pasar más tiempo al aire libre, saber ver los pequeños detalles de las cosas y mantener la curiosidad hacia lo que me rodea. En definitiva, no dejar que el estrés que se avecina me nuble la percepción de lo que a diario me rodea. Porque al final del año podré tener un título académico más o menos, pero volverá a ocurrirme lo que me ha ocurrido al final del 2014: al hacer balance recordaré una suma de sensaciones. "¿Cómo me he sentido este año?" Y la costumbre de ponerse propósitos viene de las ganas de sentir la gran felicidad que nos trae un objetivo cumplido. Pero también existen pequeños placeres que suman mucha felicidad y por eso yo, en el 2015, quiero recordar que existe la música, el baile, el paisaje y que están al alcance de mi mano, para darme en un minuto las energías necesarias para continuar la persecución de mis objetivos. 

Pues eso, que el 2015 se presenta cargadito de retos y sus primeros cuatro días me los he tomado de descanso para tomar carrerilla, respirar hondo y a partir de mañana, alzar el vuelo.

¡2015, allá vamos!


jueves, 4 de diciembre de 2014

Seis maneras de viajar

Este año he tenido muchas horas de avión, la mayoría viajando sola, y con ellas, mucho tiempo de reflexión.  ¿Recordáis cuando me daba miedo volar? Pues a fuerza de costumbre se me pasó. Tampoco necesito ya estar en el aeropuerto con hora y media de antelación. A todo se acostumbra una. En uno de mis últimos viaje de avión, me encontraba leyendo la revista de la compañía aérea, esa en la que te describen las maravillas de todas aquellas ciudades a las que vuelan, aunque el destino sea elegido más por cuestiones estratégicas que por encantos urbanísticos. El caso es que leyendo esas revistas me acordé de mis viajes Erasmus, del ansia de conocer cada una de las ciudades europeas que quedasen a mi alcance económico y geográfico. La reflexión acerca de cómo ha cambiado mi forma de ver los viajes fue inevitable, y me hizo pensar que al fin y al cabo, yo no soy un caso especial y que esta forma de viajar nos ha marcado a una generación que hemos recibido diversos nombres: ninis, generación perdida, generación de los 80. Veamos:

1) Vacaciones familiares: El primer recuerdo que tengo de viajar es a mis padres cogiéndome en brazos de madrugada, para montarnos en los asientos traseros del coche y que pasásemos la noche durmiendo mientras mi padre conducía. Era el inicio de las vacaciones de verano. Cada año a un lugar diferente, normalmente de naturaleza. Ya entonces recuerdo la ilusión, la emoción por lo desconocido que me esperaba al final del trayecto. Mis padres plantaron en mi la primera semillita del placer de viajar. Más adelante, a medida que crecía y era más consciente de la proximidad de los viajes, recuerdo pasarme la noche anterior sin poder dormir, como si los Reyes Magos fueran a venir. Deseando meterme en el coche y dormir, ver el paisaje por la ventana, cantar canciones y comer las golosinas que mi madre tenía preparadas. Habitaciones nuevas, mar, montaña, diferentes comidas...¡era lo mejor del verano!

2) Viaje de fin de curso: Pero a quién no le llegó el momento de renegar de los viajes familiares. Quién no empezó a aburrirse de que sus padres decidieran que las vacaciones eran para apartarlos de sus amigos y encerrarlos con sus hermanos (a los que ya tenía muy vistos) lejos de sus nuevas amistades. Recordemos que por aquel entonces no existía facebook, Tuenti o whatsapp para mantenernos en continua conexión con nuestro propio mundo. Así que cuando llegaba el viaje fin de curso, la emoción estaba servida. En estos viajes, para que vamos a engañarnos, no importaba la cultura, para nada, sólo la libertad de estar fuera de casa. El desorden de todo, de comidas, de sueño, de habitaciones, era lo más de lo más. Te daba igual que te llevaran a Madrid, Barcelona o París, lo que más disfrutarías sería el viaje de autobús y las reuniones salvajes de por la noche en las habitaciones. La visita diurna del día siguiente sería recordada entre ojeras y sueño.

3) Erasmus: y el gran invento de nuestra generación llegó, el año Erasmus. La madurez, la mezcla de ganas y energías de conocer nuevas culturas, pero a la vez, la fiesta continua. En cierta medida, éste es el culmen de los viajes: conseguíamos estar activos de día y de noche. Nos conocíamos los lugares de fiesta de cada lugar y todas las actividades culturales. Desfasábamos y nos culturizábamos. Eso sí, con presupuesto limitado y dejando, por ejemplo, el turismo gastronómico para cuando consiguiésemos nuestro primer sueldo.

4) Escapadas post-erasmus: la depresión post-erasmus existe. Y tanto. Una vuelve a casa, intenta recuperar el ritmo “normal”, pero algo ha cambiado en su forma de entender la rutina. Un sentimiento residual queda, las distancias se han acortado y ahora sabes que es posible conocerte cualquier capital europea en un fin de semana y con presupuesto limitado. Así que continúas viajando para romper con la rutina. Cada vez hay menos lugar para el desfase, y más para la cultura. Tal vez el grupo de viaje se haya reducido y ahora no viajas con 20 amigos y lo haces solo con tu pareja…Pero le gusanillo sigue ahí: cada vez que te montas en un avión estás leyendo una guía y expectante por saber cómo viven allí donde hay nieve en marzo, o donde hace nada que vivieron la Guerra Fría.

5) Viajes al extranjero … y del extranjero a casa: se acabó la carrera, o los estudios, o esos años que te pasaste echando curriculums. Te das cuenta de que no vas a encontrar trabajo cerca de donde vives y estudiaste. Al menos no un trabajo que te ayude a sentirte realizada, pero piensas que tantos años de estudio se merecen un trabajo remunerado, a poder ser relacionado con aquéllo con lo que has amueblado tu cabeza durante los últimos años. Y la semillita del viaje ya está ahí: el erasmus, los aviones, los idiomas. Te sientes capaz de irte, no le tienes miedo, ya lo has hecho antes. Así que empiezas a ampliar la búsqueda a cualquier país en el que te permitan empezar a trabajar hablando inglés.  Lo consigues y te montas en otro avión. Esta vez la ilusión es distinta. El próximo billete de avión lo pagaras con tu propio sueldo. Y aquí empieza otra manera de viajar: los viajes de vacaciones y fin de semana a casa de tus padres. El mundo al revés. Cada vez que te montas en un avión es para regresar a lo conocido, a la zona de confort. Hasta que tu nuevo país de residencia se convierte en tu nueva zona de confort y te encuentras viajando entre tus dos vidas durante un tiempo. Ésta es, sin duda, una nueva manera de viajar. Me imagino que quien la haya vivido, estará de acuerdo conmigo.

6) Viajes de trabajo: tu vida ha cambiado, ya no eres veinteañero. Estás cerca de los treinta o en la treintena. Eres afortunado: estas trabajando. Y en algo que te motiva. Pero los tiempos han cambiado y la globalización es una realidad. Muy probablemente, tengas que viajar mucho por trabajo y con una agenda muy apretada. Afortunadamente, tú sabes cómo sacar partido a un viaje express. El estrés de un viaje de trabajo es alto, pero ahora tienes dinero para entrar en un restaurante y probar los platos típicos del lugar. Seleccionas los tres puntos más importantes de la ciudad y no te vuelves sin haberlos visitado. Y al final has trabajado y has conocido nuevos lugares. Con un poco de suerte te llevarás bien con tus compañeros de trabajo, y también disfrutarás de la compañía. Otras veces, muchas, te tocará visitar lugares en solitario. Definitivamente, el grupo de viaje se ha ido reduciendo, desde los 20 amigos de erasmus hasta un día encontrarte sola enfrente de un cuadro famoso en algún museo europeo, que también tiene su gracia.


Y hasta aquí he llegado por ahora. Intuyo que continuaré viajando, pero que la forma de viajar seguirá cambiando. No sólo mi vida, también este mundo loco en el que vivimos. Me pregunto qué otros viajes me esperan, cómo los viviré. Sea como sea, reflejarán mi realidad, mi forma de vida. Y hoy voy a ser atrevida: diría que la forma de vida de la mayoría de los jóvenes de mi generación, los ninis, la generación perdida, la generación de los 80.