domingo, 27 de diciembre de 2009

Celda 211: Inteligente y trepidante

Por fin, después de tanto tiempo sin cine, he visto una película de las buenas, de esas que te mantienen en tensión de principio a fin, de esas que al salir del cine sientes que tu dinero ha estado bien invertido.

Cuando me recomendaron que viera "Celda 211" y me explicaron que toda la acción de la película se basa en un motín carcelario, pensé que no sería precisamente una de mis favoritas, ya que no suele gustarme ver películas en las que abunden escenas desagradables, y ésta parecía tener todos los requisitos.

Sin embargo, me llevé una grata sorpresa. Celda 211 es una película narrada de forma inteligente, no son necesarias muchas escenas desagradables para conseguir que el espectador se vea inmerso en la atmósfera claustrofóbica que el protagonista Juan Oliver (Alberto Ammann) vive dentro de la cárcel al quedar atrapado en el motín y tener que hacerse pasar por un preso más.

El ritmo de la película es perfecto. Para empezar a despertar los sentidos del espectador, el principio es explícito e impactante, luego siguen unos pocos minutos de tregua, en los que se presenta la situación y a los personajes y se dan pistas clave para entender bien toda la acción que se desarrollará a continuación. Tras esos minutos más relajados, prepárense: comienza el motín y, con él, la acción trepidante. La película está llena de entresijos, de guiños inteligentes, de tensión, de sentimientos y, en conclusión, de moral. Porque no todos los que están entre rejas son malos y todos los que están fuera son buenos. La corrupción existe dentro y fuera de la cárcel, bastante más fuera de la cárcel, donde las personas aún pueden tener poder, y el poder corrompe. El personaje interpretado por Luis Tosar (Malamadre) es una clara muestra de que entre presos puede respirarse mucha humanidad y lealtad, pero esto se va adivinando poco a poco, a base de situaciones comprometidas, de indecisiones y de luchas de poder, nada de escenas ñoñas con lecciones de moralidad.

Una película trepidante, atrevida, con unas interpretaciones muy conseguidas (Luis Tosar impresionante). En definitiva, una película que pide ser vista por segunda vez.

Por fin, qué ganas tenía de salir del cine y seguir pensando en la película durante el resto de la noche. Fue un gran regalo de cumple.


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