domingo, 8 de abril de 2012

Investigación

------------------------Nobody said it was easy-----------------------------

Dedicarse a investigar es aceptar una continua relación amor-odio. Embarcarse en  la aventura de un doctorado es entrar en el terreno de las continuas preguntas sin respuestas o, aun más, de las preguntas por formular. Hay diferentes tipos de doctorados, cada uno con sus suertes y desgracias, pero, en general, aceptar una carrera investigadora conlleva una gran dosis de tres ingredientes principales: paciencia, automotivación y autocrítica.

Paciencia:  Lo que nos llama la atención a aquellos locos que con muchísima ilusión dijimos: "¡Yo quiero investigar!", es el continuo aprendizaje, la continua formulación de preguntas a las que responder. Lo que no se piensa en ese momento es el largo proceso que hay que seguir para llegar a las primeras respuestas, o la frustración de cuando las respuestas a tus cuestiones particulares no llegan...o cuando te quedas sin preguntas. El trabajo de un investigador está centrado muchas veces en los más pequeños detalles. La pregunta inicialmente formulada seguramente haya sido planteada de forma global, mostrando un reto interesante y motivador por el que esforzarse y luchar. Sin embargo, la mayor parte de las horas se pasarán haciendo un trabajo muy focalizado y puede que la imagen global se vaya perdiendo entre problemas ínfimos y que nada tienen que ver con la gran pregunta. Es por eso que hay que tener paciencia. Paciencia para mantenerse trabajando por largos periodos de tiempo,confiando en que los pequeños problemas a los que diariamente se enfrenta un investigador realmente son la base para llegar al resultado tan buscado. Y por supuesto, paciencia para mantenerse motivado, aun cuando durante el trayecto se ha dejado de ver la cima que se quiere alcanzar. Recordar que aunque no se vea, sigue ahí.

Automotivación:  En un proyecto de doctorado nadie puede hacer el trabajo por el investigador en caso de apuros. Siempre habrá gente alrededor que ayudarán dando herramientas y enseñando a usarlas, siendo esta ayuda mayor o menor dependiendo de la suerte de cada uno. Pero la solución final está siempre en manos del doctorando. Y ahí es donde surgen los conocidos cambios de humor de un investigador: si se encuentra la solución a un problema y se llega a un interesante resultado gracias al trabajo de uno mismo, puede ser muy gratificante. Sin embargo, el panorama se presenta desolador cuando uno se encuentra perdido ante su propio proyecto, sus propias preguntas. En estos momentos bajos es cuando la motivación debe venir de dentro, no se puede esperar que nadie te solucione el problema, tan sólo mantener la certeza de que si se quiere, se puede y de que siempre hay tiempo para recapitular y comenzar de nuevo.

Autocrítica: ¿Cómo se vuelve sobre los pasos de uno mismo para volver a avanzar? Analizando los errores que se han cometido. Para ello es necesaria una buena dosis de autocrítica y aprender a aceptar los errores que se cometen, sabiendo que no por errar se deja de ser buen investigador. De hecho, estoy muy segura de que muchas soluciones habrán surgido a partir de un fallo. Pero la autocrítica es un arma de doble filo, que debe ser puesta a raya para no caer en un desánimo paralizador: reflexionar sobre lo que se ha hecho con mirada crítica está bien, tirar por tierra el trabajo hecho por un exceso de crítica y negatividad puede frenar la investigación.

Para terminar esta desoladora reflexión acerca de la investigación (adivinad en qué momento se encuentra la investigadora que habla...), no puedo olvidar nombrar otro punto clave.

Adicción: Este continuo tira y afloja, estar arriba y de repente muy abajo, para después volver a subir, crea adicción. Como cualquier buena relación amor-odio. Como cualquier trabajo o actividad realizada con pasión: puede acabar con tus energías, pero no sabes cómo parar.




1 comentario:

Marie... dijo...

Marta, como dijiste al principio, nadie te dijo que iba a ser fácil. Eres muy valiente al seguir luchando por lo que quieres en una situación tan complicada para la investigación como es la crisis. Tú sabes lo bien que te entiendo y cuánto me identifico contigo; muchas veces dan ganas de tirar la toalla, pero piensa en todo lo que recorriste y lo que aún tienes por delante, en que hiciste posible lo que quizás muchos te dijeron que era un camino sin salida. Y si eso no es suficiente en los momentos de bajón, recuerda que todos a tu alrededor nos sentimos muy orgullosos de poder decir que tenemos una amiga investigadora =)
Un beso enorme guapa y a seguir luchando!