jueves, 19 de febrero de 2009

Ya sólo habla de amor

"Sebastián creía que construía cuando en realidad era construido por las circunstancias, y creía que soñaba lo que en realidad ya vivía. Y empujando poco a poco esa frontera se encontró finalmente en un no lugar, sin poder dejar ya sus propias huellas sobre el suelo que pisaba. Y no es que no fuera capaz de ser feliz, claro que lo era, pero su felicidad se construía con los recuerdos de lo sucedido o imaginando aquello que iba a suceder, y nunca con aquello que precisamente estaba sucediendo. Y su tristeza guardaba con los acontecimientos idéntica distancia. Se diría que Sebastián no tenía manos. Que no era capaz de agarrar lo que tenía delante sino después de haberlo perdido, o antes siquiera de acercarse a las cosas que de verdad le importaban. Era, en suma, un muerto ejemplar y un enterrador perfecto. Nada en él sin embargo hacía sospechar tal cosa, pues tenía cierto dominio de sí mismo y su mirada soñadora prometía cosas, y su dulce ademán se hacía querer..."

Me ha costado seleccionar un fragmento de este libro, Ya sólo habla de amor, del que me gusta todo, empezando por el título. Más verso en prosa que narrativa corriente y moliente. Cada párrafo parece una inyección de sentimientos en vena. Con frases cortas, pero rotundas, Ray Loriga nos describe a un personaje triste al que no puedes dejar de cogerle cariño. Es triste pero a su vez es feliz en su tristeza. A través de metáforas muy bonitas o mediante descripciones directas vamos enganchándonos a una historia que apenas tiene historia, sobre todo, son sentimientos, estados de ánimo, situaciones, formas de vivir.

Acabo de descubrir a un autor que, desde mi punto de vista, escribe cosas distintas. A quién no hayáis leído el libro, os lo recomiendo.

1 comentario:

Marie... dijo...

ya me contarás tú que tal tus días por casa!!