Hoy ha hecho un día estupendo. Hemos madrugado y conducido unos pocos kilómetros bajo la niebla, para después empezar a ascender hacia el Monasterio de Queralt, en Berga. Poco a poco dejamos las nubes atrás, abajo, para empezar a vislumbrar un cielo azul intenso, más propio de verano que de otoño. Llegamos al mirador de Queralt y nos encontramos ante un mar de nubes, literalmente. Como si de repente nos hubiésemos subido a un avión y mirásemos por la ventanilla. Precioso. Un día perfecto, unas vistas perfectas. Comienzan a llegar más paseantes y turistas, todos sonríen y el humor general es bueno, buenísimo, por la suerte de estar ahí, en ese momento, disfrutando de algo tan bonito.
Hacemos un alto en el camino y aprovechamos para mirar las noticias en el móvil. Cosas de las nuevas tecnologías, ni por encima de las nubes desconecta una. Pero la ocasión lo requiere porque anoche supimos del atentado perpetrado en París. El número de víctimas ha subido a lo largo de la noche. Más de ciento veinte... Levantamos la vista y nos cuesta encajar nuestro bienestar del momento con lo que ha ocurrido en París. En realidad, con lo que está ocurriendo en el mundo.
¿Cómo es posible tanto odio? ¿Cómo es posible que una persona quiera, sueñe con matar a inocentes un día cualquiera? Que lo prepare, que se prepare con ganas. Da escalofríos pensarlo. ¿Puede alguien contener tanto odio dentro como para llegar a eso? Miramos las nubes, el sol va calentando la piel, los desconocidos que pasan saludan con sonrisas, y no entendemos cómo anoche ocho personas desearon matar (y matarse) sin importar las vidas rotas.
Pero seguimos andando y encontramos un cartel informativo: estamos en el inicio del Camino de los Buenos Hombres, o Ruta Cátara. Nos presentan un poquito de historia: la Ruta Cátara recorre el camino de huída, de norte a sur, de los cátaros en los siglos XII y XIII, cuando el catarismo fue perseguido ferozmente por las cruzadas y la Inquisición. Los cátaros eran los ¨"Buenos Hombres", cristianos cuyas creencias huían del materialismo. Pacíficos. Terrible coincidencia. El panel informativo nos habla de persecuciones y matanzas en nombre de la religión. De otra religión, en otra época y en otro lugar. Sin embargo, si volvemos a leer las noticias en el móvil y leemos que los asesinos disparaban al grito de Alá, se nos encoge el corazón. Siglo XXI y parecemos inmersos en la Edad Media.
Terribles coincidencias. Precioso paisaje y día perfecto. Seguimos disfrutando de él, pero con todas las víctimas en nuestro pensamiento. Aquellas personas que anoche salían a vivir una velada otoñal con el mismo pensamiento positivo: disfrutar, sacar provecho de la libertad que nuestra cultura, países y democracias europeas nos permiten. Personas a las que, sin embargo, les truncaron, o quitaron, la vida.
Ojalá algún día esta terrible Edad Media del yihadismo alcance el punto de libertad que nosotros hemos conseguido. Y que hasta entonces, dejen de arrebatarnos (a todos nosotros: a sus compatriotas, y a los europeos) el derecho a vivir en paz, De tener la oportunidad de disfrutar días perfectos.